Muchos de los participantes en los Tratados Navales de Washington y Londres intentaron encontrar lagunas en los textos de los tratados. En los tratados se establecía que se podían construir en número ilimitado buques con un desplazamiento de menos de 600 toneladas, y que en los años 30 Italia construyó 32 destructores de la clase Spica, que en cuanto a armamento y velocidad se acercaban a los destructores de pleno derecho. En 1939 Suecia compró a Italia los dos primeros buques de esta clase, el Spica y el Astore, que pasaron a llamarse Rómulo y Remo.