En 1941 se propusieron cinco diseños de destructores pequeños que pudieran fabricarse en serie. Se suponía que estos barcos se construirían en astilleros de la cuenca del Volga y, una vez terminados, se trasladarían al mar del Norte y al Báltico. El Estado Mayor de la Armada consideró la idea en 1942, pero la rechazó porque el desplazamiento del barco era demasiado grande. Un año después, se presentaron las especificaciones de rendimiento para un destructor, pero el proyecto no se llevó a cabo.