Las lecciones de la guerra ruso-japonesa revelaron que los destructores de 300 toneladas no eran adecuados para operaciones en mar abierto. Japón emprendió un camino para crear destructores más grandes, comenzando con dos buques de guerra de la clase Umikaze, diseñados a imagen de los buques británicos del mismo tipo. Fueron los primeros buques de guerra equipados con turbinas de vapor. El buque líder, el Umikaze, puesto en servicio en septiembre de 1911, prestó servicio activo en la Primera Guerra Mundial y participó en la persecución del escuadrón del Almirante Graf Spees.