El desarrollo de los cruceros de la clase Ōyodo, los buques insignia de los escuadrones de submarinos, hasta convertirse en cruceros ligeros de pleno derecho con cuatro torretas de tres cañones que albergaban cañones de 155 mm. A diferencia de sus predecesores, el barco no tenía hangar en la popa, la catapulta se trasladó al centro, se añadieron dos lanzadores de torpedos y se mejoraron sus defensas antiaéreas.