Tras la revisión del plan de desarrollo de la Armada japonesa, se encargaron nuevos acorazados y cruceros de batalla. Así surgió el Proyecto L, una versión ampliada del Proyecto A, que se convirtió en la clase Kii. También tenía cinco torretas de batería principal con cañones de 457 mm. Sin embargo, el desplazamiento del proyecto superaba al de la clase Kii en 9.000 toneladas, lo que provocó un aumento de los costes. La aparición tanto de la clase Kii como de los buques mencionados se vio impedida por la Conferencia Naval de Washington, que dio lugar a una prohibición temporal de la construcción de acorazados y limitó su tonelaje total.