En 1939, las autoridades holandesas decidieron construir buques insignia para su marina. Tras largas discusiones sobre cómo debía ser el nuevo tipo de buque, se determinó que el principal requisito era la alta velocidad. Si se consideraba necesario, el buque debía tener la oportunidad de evitar luchar contra oponentes más fuertes, como los cruceros de batalla japoneses de la clase Kongō. Según el proyecto, el desplazamiento del crucero era de 16.000 toneladas; podía acelerar hasta 32-33 nudos y llevar cañones de 203 mm a bordo. Pero el comité naval consideró que el blindaje de un buque de estas características era insuficiente y el proyecto nunca se completó.