Tras el fracaso del segundo Tratado Naval de Londres, el Almirantazgo británico volvió a dedicarse al diseño de cruceros pesados, ante el hecho de que los alemanes y los japoneses construían buques de esta clase que iban más allá de lo acordado en el Tratado de Washington. En 1938 se presentó un proyecto de un buque con un desplazamiento de 20.000 toneladas y armado con nueve o doce cañones de 203-234 mm. El buque se consideró demasiado caro y el proyecto se archivó.