En 1911 se concretaron las necesidades de un buque de reconocimiento de la flota que pudiera mantener una alta velocidad en el Mar del Norte. La clase Caledon se construyó entre 1916 y 1917 teniendo en cuenta la experiencia militar: se distinguía por un castillo de proa más largo y la posición de sus lanzatorpedos. Tras entrar en servicio en 1917, el HMS Caledon participó en la intervención de la flota británica en el Báltico. El barco formó parte de la Flota del Atlántico hasta 1926 y sirvió en la Flota del Mediterráneo entre 1927 y 1931. En 1933 fue enviado a la reserva, pero volvió al servicio activo con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.