Los acorazados de la clase Iowa, entre los más formidables representantes de su tipo a nivel mundial, fueron diseñados para apoyar y proteger formaciones de portaaviones de alta velocidad. El levantamiento de las restricciones internacionales allanó el camino para la creación de buques con una protección robusta y un armamento formidable. El USS Iowa participó en numerosas operaciones de la Segunda Guerra Mundial, incluidas las Batallas del Mar de Filipinas y el Golfo de Leyte, y brindó apoyo a las fuerzas de la ONU durante la Guerra de Corea. El acorazado se encuentra actualmente amarrado en el Puerto de Los Ángeles como barco museo.